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Hablar bien en público con Emocionas

Claves para oradores principiantes que quieren superar el miedo escénico, sentirse seguros y disfrutar al hablar en público.

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30 claves para pronunciar un gran discurso

Antes de nada, me gustaría decirte que tú también puedes llegar a ser un gran orador pero antes tendrás que adquirir unos conocimientos previos y, por supuesto… practicar, practicar y practicar tu discurso. Lo sé, esa es la parte más tediosa pero no tienes otra. Yo te voy a enseñar los conocimientos y tú te encargas de entrenarlos. ¿Trato hecho?

Pero antes de empezar recuerda algo:

[bctt tweet=”El buen orador, al igual que un buen cocinero, no nace, se hace.”]

Índice

1. Define tu objetivo

2. Crea un discurso a tu medida

3. Define una estructura lógica

4. Sé breve

5. No leas

6. Usa un lenguaje sencillo

7. Acorta las frases

8. Los comienzos y los finales son claves

9. Un poco de humor siempre ayuda

10. Sonríe

11. Cuenta historias

12. Emociona a tus oyentes

13. Coloca titulares

14. Emplea citas

15. No des tantos datos

16. Sé útil

17. Sé sincero

18. Interactúa

19. Usa el tú

20. Usa las repeticiones

21. Mira a tu auditorio

22. Cambia el ritmo

23. Acierta con el tono

24. Cuida tu lenguaje corporal

25. Apóyate en algún material

26. Cronométrate

27. Llama a la acción

28. Chequea tu discurso

29. Grábate en vídeo

30. Disfruta

30+1. Practica, practica y… practica

1. Define tu objetivo

Siempre hacemos las cosas por algo. Tienes que identificar claramente lo que quieres conseguir con tu discurso. Dedica tiempo a dibujar el escenario ideal post-discurso, lo que quieres que pase justo después de acabar tu intervención. Por ejemplo:

  • Que los oyentes se queden con una idea clave
  • Transmitir el plan estratégico de negocio en una junta general de accionistas
  • Explicar el lanzamiento de tu nuevo producto ante los medios de comunicación
  • Persuadir a un grupo de clientes potenciales de que adquieran el producto
  • Homenajear a un compañero o ser querido en una jubilación o funeral
  • Motivar a tus empleados
  • Entretener o divertir a un grupo de personas

Cuando lo tengas claro, redacta una frase que defina el objetivo y escríbela en un post-it. Pégalo enfrente de ti y léelo de vez en cuando durante la redacción del discurso, te servirá de faro para no desviarte de tu objetivo.

[bctt tweet=”Si no sabes donde vas, ningún camino te llevará allí. Lewis Carrol.”]

2. Crea un discurso a tu medida

El discurso te tiene que ir como anillo al dedo, si no es así tienes un gran problema. Usa un estilo con el que te sientas cómodo y que no te obligue a fingir.

Cuando digo “crea” me refiero a ti. El discurso lo tienes que hacer tú, o al menos tienes que definir las líneas maestras del mismo. Si dejas a tus asesores que lo redacten, deberás dar los últimos retoques y el visto bueno tú mismo.

[bctt tweet=”Si no crees en lo que dices no podrás transmitirlo con credibilidad”]

Y eso lo notarán tus oyentes.

No hables de las bondades de la vida sana si no has salido a correr en tu vida y además visitas varias veces a la semana la hamburguesería de tu barrio. No trates de defender a los animales si te dan absolutamente igual. Excusa hablar del cambio climático si apenas reciclas. Sé tú mismo y cree en lo que dices o, mejor dicho, di lo que crees.

3. Define una estructura lógica

Sigue un criterio lógico en la exposición de tus ideas. Ordénalas de forma temporal o habla primero de los problemas y aporta después las soluciones. Lo que tú decidas estará bien pero siempre siguiendo un orden.

¿Te acuerdas del punto 1 y la frase que define el objetivo? Échale un vistazo y escribe varias ideas que apunten a ese objetivo, que describan, apuntalen y refuercen tu objetivo. Basta con 4-5 frases. Colócalas a lo largo de tu discurso de manera que cada cierto tiempo salga a relucir tu idea central, pero con otras palabras.

Ya tienes lo más difícil, el objetivo y la estructura, ahora rellena los huecos pero, no olvides:

4. Sé breve

Siempre o casi siempre hay establecido un tiempo estimado para cada discurso. No podemos hablar eternamente por muchas cosas interesantes que tengamos que decir. Si no te limitan el tiempo de tu intervención, hazlo tú mismo.

No hay un tiempo mínimo ni máximo recomendable, pero generalmente es buena idea no pasar de los 15-20 minutos. Si no somos capaces de expresarnos correctamente en ese tiempo, algo falla. Revisa de arriba a abajo tu discurso o replantéatelo de nuevo. Recuerda algo: a mayor duración, más probabilidad de que cometas errores, aburras o tus oyentes se dispersen.

Si además de ti intervienen otras personas, sé respetuoso con el tiempo que te han fijado y no invadas el de los demás. Desgraciadamente es demasiado común ver como ciertos oradores duplican y triplican el tiempo acordado, hablando incluso más que el propio orador principal. Esto es algo que no pasa desapercibido para el público. No lo hagas, o darás una imagen penosa.

Si no estás seguro de la duración que te conviene, es preferible dejarles a tus oyentes con ganas que alargarse.

En resumen:

[bctt tweet=”Elimina la paja que le sobra a tu discurso y aporta sólo esencias”]

Dejarás una estupenda impresión y la gente volverá con ganas la próxima vez que les cites.

Dicho esto, como normal general:

[bctt tweet=”No hay discursos cortos o largos sino amenos o aburridos”]

5. No leas

Lo sé, es muy complicado no leer un discurso pero tienes que intentarlo. Prepárate un guión en unas cartulinas de tamaño cuartilla. A partir de aquí sólo tienes que bajar la mirada levemente de vez en cuando para ir siguiendo tu esquema, mientras pronuncias tu discurso sin leer una sola palabra.

No es fácil y probablemente te encuentres en el grupo del 95% de los oradores que no son capaces de hacerlo. Vale, pero recuerda algo:

[bctt tweet=”Los buenos discursos se preparan para ser hablados, no para ser leídos”]

Es muy difícil leer un discurso y parecer natural pero tienes que intentarlo o sonarás muy artificial. Y no lo olvides:

[bctt tweet=”Redacta tu discurso de la misma forma que hablas”]

Y además fíjate especialmente en los siguientes dos puntos.

6. Usa un lenguaje sencillo

Lo acabamos de ver en el anterior punto: escribe como hablas.

Evita los tecnicismos. Te hará aparecer más accesible y llegarás a todo el público. No pretendas lucirte con términos rebuscados, o conseguirás que la mayoría de la gente desconecte.

7. Acorta las frases

Desgraciadamente es muy común escuchar grandes parrafadas en los discursos. Si te paras a pensar:

[bctt tweet=”Las personas no hablamos con frases largas, evítalas en tus discursos”]

Y evitarás también que tus oyentes se pierdan en el limbo.

8. Los comienzos y los finales son claves

Los comienzos deben captar la atención del espectador, impactar, ganarnos su respeto y adelantar el contenido del discurso. Algunos recursos para empezar tu discurso:

  • Una cita conocida
  • Una vivencia personal
  • Una pregunta
  • Una foto o un vídeo
  • Un dato estadístico impactante
  • Un chiste
  • Una pausa prolongada

Los finales son incluso más importantes que los comienzos, ya que es lo último que nos oirán decir y probablemente el recuerdo que se lleven a casa tras haber finalizado nuestra intervención.

Podemos finalizar con:

  • Una cita
  • Un resumen de lo hablado
  • Una petición
  • Una pregunta retórica
  • Una sorpresa, ofreciendo al público algo que no se esperaban.

Los discursos con comienzos y finales memorables, aunque su contenido central no esté a una gran altura, son más impactantes que aquellos que su contenido central es notorio pero que sufren de un inicio y un final discretos. 

9. Un poco de humor siempre ayuda

Ya sabes, “la letra con sangre no entra”. No seas agrio, rudo, negativo, catastrofista… No nos gustan las personas así, ¿verdad? Emplea el sentido del humor, es algo que gusta mucho. Si lo haces con respeto, lo puedes hacer incluso en los funerales. Si te ríes de ti mismo, mejor que mejor.

Pero el humor es algo subjetivo y conviene comprobar si lo estamos haciendo bien. Una buena idea es consultar con tres personas de nuestro entorno. Así te asegurarás que la parte graciosa de tu discurso realmente lo es. No te olvides: lo que a ti te hace reír, no tiene que ser gracioso para el resto.

10. Sonríe

A todos nos agrada estar al lado de gente positiva, optimista y que sonría. No te muestres enfadado, a no ser que la situación lo requiera. Si sonríes levemente durante tu discurso, sonarás mejor y tu mensaje parecerá más atractivo.

11. Cuenta historias

Pero no vale cualquier historia, tienes que contar algo relevante o incluir alguna enseñanza y siempre tiene que ir alineado con el punto 1, el objetivo. Los relatos gustan mucho. Dibuja en el cerebro de tu oyente lo que quieres transmitir. Describe la situación, usa un estilo de narración similar al que se utiliza al contar un cuento a un niño, pero obviamente usando palabras propias de mayores.

Si la historia es en primera persona, mejor. A la gente le gusta conocer a la persona que les está hablando. No seas pudoroso, inclúyete, sé protagonista de la narración si crees que con ello vas a aportar algo a tu discurso.

Steve Jobs, 3 historias, 3 enseñanzas

Discurso de graduación en la Universidad de Stanford, año 2005. Dedica unos minutos a este vídeo, merece la pena por lo que dice y cómo lo dice.

12. Emociona a tus oyentes

Encoge sus corazones, toca su fibra sensible, ataca su lado más humano y sentimental. Esta comprobado que las emociones se registran más y mejor en el cerebro que las razones. De eso se trata amigo, de emocionar. De que cuando tus oyentes abandonen en lugar, lo hagan con los sentimientos a flor de piel. No olvidarán nunca tus palabras, les habrás dejado huella. Si lo consigues, definitivamente habrás pronunciado un gran discurso, no lo dudes.

Cómo hacerlo? contando historias con nombre y apellidos, dando algún datos extremecedor…

Severn Suzuki, el cambio climático

Cumbre del cambio climático en Río de Janeiro, año 1992. Una niña de 12 años deja boquiabierto a todo el auditorio.

13. Coloca titulares

Trata de imaginar cómo titularías tú el discurso si fueras el periodista. O qué idea te llevarías tú de tu propio discurso si fueras el oyente en lugar del orador.

El titular deberá estar alineado con tu objetivo. Prepara esa frase, haz una pausa antes de soltarla, coge aire, cambia al tono, eleva ligeramente la voz y suéltala. Vuelve a hacer otra pausa y mira al auditorio antes de continuar.

14. Emplea citas

Empezar o acabar tu discurso con una cita es un recurso muy atractivo y efectivo. No olvides mencionar siempre a su autor. Y acto seguido explica lo que aporta esa cita a tu discurso.

15. No des tantos datos

Desafortunadamente es bastante común ver a técnicos dando discursos. No pasa nada si el público al que va dirigido tu discurso es también técnico y es obligado dar una gran cantidad de datos.

Pero si no es así, aportar demasiadas cifras es un tremendo error. Y sino pregunta a la salida a ver cuánta gente recuerda más de un par de datos.

Nuestro cerebro no es un disco duro y no está preparado para almacenar gran cantidad de números. Hay gente que a duras penas recuerda la fecha exacta de nacimiento de su pareja, así que imagínate.

16. Sé útil

Di algo relevante, aporta valor y no aburras. Es obvio decir esto pero ocurre en muchas ocasiones que, acabado un discurso, te quedas con la sensación de que el orador no ha dicho absolutamente nada.

Lo ideal es que cuando los oyentes salgan de tu charla, se lleven “algo” a casa: una enseñanza, un dato, una cita, algo que puedan poner en práctica en sus casas, una historia que contar a sus amigos, etc. Hazte la siguiente pregunta, ¿qué esperarías tú si fueras el oyente?

17. Sé sincero

Tienes que generar confianza, resultar creíble. No exageres, no eres el número 1 del mundo en nada, ni tu empresa ni tu producto, pero sí luchas por serlo, por mejorar día a día. Evita las frases grandilocuentes e increíbles.

[bctt tweet=”Un buen orador ha de ser un hombre honesto. Quintiliano.”]

18. Interactúa

Lanza preguntas retóricas a tus público. “¿Vosotros creéis que…?”, “¿Os dais cuenta de que…?”, “Decidme… ¿estáis pensando lo mismo que yo?”

Incluso puedes ir más allá y recoger información directamente de ellos: “Que levante las mano el que…”, “Cuántos de vosotros…?”, “Que se pongan a este lado los que…”

19. Usa el tú

Dirígete a tus oyentes directamente, pero de uno en uno. Mejor tú que vosotros. Usa frases del tipo: “déjame que te diga”, “tú, que ahora mismo me estás oyendo”, “te preguntarás porqué”.

Además, es una forma muy útil de reconectar con aquellos que han podido perder el hilo de tu intervención.

20. Usa las repeticiones

Las repeticiones le dan una sonoridad y un ritmo especial al discurso. Úsalas para reforzar tu mensaje. Repítelas con diferentes tonos, incluso en tono interrogativo o imperativo.

Ejemplos famosos de repeticiones: “Yes we can” de Obama, “Tengo un sueño” de Martin Luther King o “Puedo prometer y prometo” de Adolfo Suárez.

21. Mira a tu auditorio

Debes mirar a los ojos de la gente que te está escuchando, pero de forma natural, sin acribillarles con tu fija mirada. Mira uno a uno y progresivamente a todos o la gran mayoría del público. Captarás su atención. No lo olvides:

[bctt tweet=”Mira a quien quieras que te escuche”]

22. Cambia el ritmo

Un discurso monótono aburre. Cambia el ritmo cuando te interese, como hacen los atletas. Acelera, detente, arranca de forma pausada. Juega con el ritmo y engancharás.

23. Acierta con el tono

El tono es la forma a la que te diriges al público. La conexión de tu lenguaje con tu público en la situación en la que te encuentras. En función del público y de las circunstancias, debes usar un tono u otro.

No es lo mismo hablar a un grupo de notarios que a uno de jóvenes artistas. Tampoco es lo mismo hablar en un funeral que en un cumpleaños.

Piensa cuál debería ser tu tono, aquí tienes algunos: formal, informal, solemne, serio, irónico, íntimo, condescendiente, populista, amoroso, histérico…

24. Cuida tu lenguaje corporal

Fundamental, cuida tus gestos. Elige aquellos que acompañen, complementen y refuercen tu lenguaje. Tus gestos dicen tanto de ti o más que tus palabras.

25. Apóyate en algún material

El recurso a algún material de apoyo es útil pero sólo si se hace con prudencia. Puedes usar una foto, audio, vídeo, cartel, un gráfico o un… Power Point.

¡Alto! ¿He dicho Power Point? Creo que sí pero no te lo tomes al pie de la letra. Sobre ello hablaré más adelante pero casi es mejor que por ahora no lo utilices. Casi nadie sabe sacarle partido al culpable de casi todos los males de la humanidad: el temible Power Point. Si no estás completamente seguro de cómo hacerlo, no lo uses, o dividirás la atención entre él y tú.

Sólo algunos consejos por ahora: sirve sólo de apoyo, no lo leas, incluye poco texto y coloca fotos impactantes. 

26. Cronométrate

Mide el tiempo que tardas en pronunciar tu discurso para ver si cumples con el tiempo establecido. Ten en cuenta que el día D probablemente tu discurso dure entorno a un 20% más. Es normal alargarse un poco.

27. Llama a la acción

En inglés se llama CTA (Call To Action). Es decir, si quieres algo del público tienes que pedírselo directamente.

Si es una venta por ejemplo, tienes que pedir que te compren: “A continuación, les invito a que adquieran el producto…”. No tengas problemas en hacerlo, el público que acude a escuchar un discurso o una presentación de un producto ya va avisado de antemano.

28. Chequea tu discurso

Cuando hayas acabado de redactarlo, enséñaselo a tus familiares y amigos, ellos serán tus mejores críticos. Tendrás la oportunidad de recoger información muy valiosa y te ayudarán a centrar el foco en lo importante.

29. Grábate en vídeo

Utiliza el respaldo de una silla como atril y léelo en voz alta como si estuvieses en el escenario. Escúchate a ti mismo. Puedes tener un magnífico discurso sobre el papel pero estropearlo con la puesta en escena. Te vas a ver raro pero no eres tú el destinatario del discurso. Deja que otros opinen por ti.

30. Disfruta

Sabrás que has llegado a lo más alto como orador cuando disfrutes hablando en público. No te preocupes, es un camino largo y probablemente no hayas llegado aún. Cuando llegues lo sabrás.

30+1. Practica, practica y… practica

Como ya dije en el inicio, la clave es practicar y repetir hasta conseguir el efecto deseado. Trabajo duro. 


Tu turno
Ahora te toca a ti. ¿has dado alguna vez un discurso? ¿con qué problemas te has encontrado? ¿cómo los has solucionado? Deja un comentario.

Archivado en:Discursos

Esaú Martín

Autor del blog Emocionas, donde comparto las claves para superar el miedo escénico, proyectar seguridad, diseñar un discurso, emocionar y persuadir a la hora de hablar en público.

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