En este artículo voy a realizar un análisis del discurso de investidura de Donald Trump en su toma de su posesión como 45º presidente de los EE.UU. En sintonía con el mensaje de su campaña, ha resaltado la idea de poner los intereses de su país y de sus ciudadanos por delante de cualquier otra circunstancia. En un discurso marcadamente económico y orientado claramente a la política nacional, apenas se ha detenido a hablar de política exterior, circunstancia esta que contrasta con la actuación de casi todos de sus predecesores.
Eso sí, el discurso está trufado de muchos titulares, frases de fuerte impacto que resumen las líneas maestras de lo que se adivina que va a suceder en su mandato.
También es muy reseñable la claridad y la sencillez con que están construidas las frases. Se le entiende perfectamente lo que quiere decir, muy en la línea Trump.
Ficha técnica del discurso
1.454 palabras · 16 min 20 seg · 89 palabras / min
Valoración global OOOOOOOOOO
Lenguaje corporal OOOOOOOOOO
Llamada a la acción OOOOOOOOOO
Pasión OOOOOOOOOO
Análisis del discurso
1. EL DISCURSO ESCRITO
1.1 LA ESTRUCTURA
La estructura que emplea es bien sencilla. Los discursos presidenciales de las tomas de posesión en EE.UU. tampoco dan mucha oportunidad a los adornos. Más abajo, en la transcripción del texto verás señalado cada bloque con colores para facilitar tu comprensión.
Inicio
Situación actual – Situación futura
Situación actual – Situación futura
Cierre
1. Inicio
Comienza con el protocolario saludo y deja claro desde el principio que su discurso va a versar sobre política nacional y apela a sus ciudadanos usando el término “juntos“.
2. Situación actual
Durante mucho tiempo, los poderes políticos de Washington se han beneficiado de la actuación del gobierno, pero los ciudadanos no.
3. Situación futura
Esto va a cambiar, el poder va a pasar del gobierno al pueblo.
4. Situación actual
EE.UU. ha gastado enormes cantidades de dólares en industrias extranjeras y en defender las fronteras de otros países, mientras que la situación dentro del país se iba deteriorando, aumentando el paro y la pobreza económica.
5. Situación futura
América va a ser lo primero. Va a proteger las fronteras internas, crear riqueza y empleo, y construir infraestructuras. Su lema: compra estadounidense, contrata estadounidense.
6. Cierre
Mensaje final apelando a la unidad de los norteamericanos y a lo que van a hacer juntos.
Una curiosidad
La frase “Un niño que nace en la gran urbe de Detroit y otro que nace en las llanuras barridas por el viento de Nebraska ven el mismo cielo, tienen los mismos sueños en sus corazones”, me recuerda mucho a la de Martin Luther King en su discurso “Yo tengo un sueño”: “…que los sueños de la pequeña niña que va a una escuela en ruinas en Dillon, son los mismos que los del niño que crece aprendiendo en las calles de Los Ángeles…”.
Es común que los redactores de discursos políticos se inspiren en textos que han hecho historia.
1.2 A MEJORAR
Lo que más me llama la atención del discurso es la falta de llamadas a la acción (o CTA). Es habitual que a la hora de cerrar un discurso, el orador se dirija al público para decirle qué espera de él.
La frase final del discurso es muy buena: “Juntos vamos a hacer que América vuelva a ser fuerte. Vamos a hacer que América vuelva a ser rico. Vamos a hacer que América vuelva a estar orgulloso. Vamos a hacer que América vuelva a ser seguro. Y juntos, vamos a hacer que América vuelva a ser grande.”, pero yo la habría redactado en forma de llamada a la acción: “Hagamos que América vuelva a ser fuerte. Hagamos que América vuelva a ser rico. Hagamos que América vuelva a estar orgulloso. Hagamos que América vuelva a ser seguro. Y juntos, hagamos que América vuelva a ser grande.”
Esta redacción sugerida es más corta, impactante y tiene más fuerza.
1.3 BIEN HECHO
La estructura tradicional de situación actual – situación futura es muy típica en esta clase de discurso pero tremendamente efectiva.
El uso de las repeticiones es apropiado y da fuerza al discurso: “Vamos a recuperar nuestro empleo. Vamos a recuperar nuestras fronteras. Vamos a recuperar nuestra riqueza” y en especialmente acertado cuando termina diciendo: “Juntos vamos a hacer que América vuelva a ser fuerte. Vamos a hacer que América vuelva a ser rico. Vamos a hacer que América vuelva a estar orgulloso. Vamos a hacer que América vuelva a ser seguro. Y juntos, vamos a hacer que América vuelva a ser grande.”.
Lo mejor del discurso sin duda es la cantidad de frases y titulares que ofrece el texto. Hay muchas y con mucho componente político. Aportan fuerza y claridad al discurso, y sin duda muchos de los medios de comunicación se habrán servido de ellos para titular la noticia. Fíjate más abajo en la transcripción del discurso las frases que veas en negrita.
2. LA PUESTA EN ESCENA
2.1 A MEJORAR
El gran micrófono que alguien optó por poner ahí en medio de la cara de Trump es un error imperdonable. No hay más que ver el vídeo de las tomas de posesión de Obama para darse cuenta de cuál es la posición correcta en la que hay que colocarlo. 25 centímetros más abajo hubiese sido su sitio ideal. También destacar que hay micros más pequeños, el que le colocaron parece que tiene ya unos cuantos años.
El lenguaje corporal es sin duda uno de los aspectos que más debería mejorar el presidente Trump. Le queda mucho camino por recorrer.
En primer lugar, el uso de las manos. Trump tiene 3 posiciones: mano abierta hacia el público moviéndola de izquierda a derecha (como si estuviera limpiando los cristales), mano con dedo índice hacia el cielo y mano haciendo el símbolo del OK con sus dedos pulgar e índice.
Normalmente combina los 3 movimientos (en especial los 2 últimos) cuando quiere remarcar algo. Pero lo hace con poco sentido y sin orden claro. Parece que improvisa todo el tiempo.
Además, cuando quiere resaltar algo de forma especial eleva su mano por encima del hombro, circunstancia muy poco recomendable, pues puedes aparecer como alguien agresivo.
También echo de menos un gesto en la posición de la cabeza. Obama lo hacía perfectamente. Elevar de vez en cuando el mentón levemente, te hace parecer un gran líder.
2.2 BIEN HECHO
El tono solemne que emplea es correcto, muy propio de un discurso de estas características.
La pronunciación es bastante acertada y el uso de las pausas entre párrafos también.
Transcripción del discurso
Presidente del Tribunal Supremo Roberts, presidente Carter, presidente Clinton, presidente Bush, presidente Obama, compatriotas, pueblos del mundo: gracias.
Nosotros, los ciudadanos de América, estamos juntos hoy en un gran esfuerzo nacional para reconstruir nuestro país y restablecer su compromiso con todo nuestro pueblo. Juntos determinaremos el rumbo de América y el mundo durante los próximos años. Nos encontraremos con retos. Nos encontraremos con dificultades. Pero lo conseguiremos.
Cada cuatro años, nos reunimos en estas escaleras para llevar a cabo el traspaso ordenado y pacífico de poder, y damos las gracias al presidente Obama y la primera dama, Michelle Obama, por su generosa ayuda durante esta transición. Han estado magníficos.
Sin embargo, la ceremonia de hoy tiene un significado muy especial. Porque hoy no sólo estamos traspasando el poder de un gobierno a otro, o de un partido a otro, sino que estamos transfiriéndolo de Washington, D.C. al pueblo americano.
Durante demasiado tiempo, un pequeño grupo de personas en la capital de nuestra nación ha cosechado los frutos del gobierno mientras el pueblo soportaba los costes. Washington prosperaba, pero el pueblo no compartía su riqueza. Los políticos prosperaban, pero el empleo desaparecía y las fábricas cerraban. El aparato se protegía a sí mismo, pero no a los ciudadanos de nuestro país.
Sus victorias no han sido vuestras victorias; sus triunfos no han sido vuestros triunfos; y, aunque había celebraciones en la capital de nuestra nación, había poco que celebrar para las familias que sufrían penalidades en todo el país.
Todo eso va a cambiar, a partir de este mismo instante, porque este momento es vuestro momento, os pertenece a vosotros. Pertenece a todos los que se han reunido hoy aquí y a todos los que nos están viendo desde sus hogares.
Este es vuestro día. Esta es vuestra celebración. Y este, Estados Unidos de América, es vuestro país. Lo que verdaderamente importa no es qué partido controla nuestro gobierno, sino si la gente controla o no el gobierno. El 20 de enero de 2017 se recordará como el día en el que el pueblo volvió a gobernar este país.
Los hombres y mujeres olvidados de nuestro país dejarán de estar olvidados. Ahora, todo el mundo os escucha. Vinisteis, decenas de millones de vosotros, para formar parte de un movimiento histórico como el mundo no ha conocido jamás. Y en el centro de ese movimiento figura una convicción fundamental: que una nación existe para servir a sus ciudadanos.
Los americanos quieren buenas escuelas para sus hijos, barrios seguros para sus familias y buenos puestos de trabajo para sí mismos. Son las demandas justas y razonables de un pueblo honrado. Pero, para muchos ciudadanos, la realidad es muy diferente: madres y hijos atrapados en la pobreza en nuestros barrios más deprimidos; fábricas herrumbrosas y esparcidas como lápidas funerarias en el paisaje; un sistema educativo lleno de dinero pero que deja a nuestros jóvenes y hermosos alumnos sin conocimientos; y la criminalidad, las bandas y las drogas que tantas vidas han robado y tanto potencial han impedido hacer realidad. Esta carnicería debe terminar ya.
Somos una sola nación, y su sufrimiento es el nuestro. Sus sueños son nuestros sueños; y sus triunfos serán nuestros triunfos. Tenemos un mismo corazón, un hogar y un glorioso destino.
El juramento que presto hoy es un juramento de lealtad a todos los estadounidenses. Llevamos muchas décadas enriqueciendo a la industria extranjera a expensas de la industria americana. Financiando los ejércitos de otros países mientras permitíamos el triste desgaste de nuestro ejército.
Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos negábamos a defender las nuestras. Y hemos gastado billones de dólares en el extranjero mientras las infraestructuras nacionales caían en el deterioro y el abandono.
Hemos enriquecido a otros países mientras la riqueza, la fortaleza y la confianza de nuestro país desaparecían tras el horizonte. Una a una, las fábricas cerraban y se iban más allá de nuestras fronteras, sin pensar ni por un instante en los millones y millones de trabajadores estadounidenses que se quedaban atrás. Se ha arrebatado la riqueza a nuestra clase media para redistribuirla por todo el mundo.
Pero eso queda en el pasado. Ahora debemos pensar en el futuro.
Nos hemos reunido hoy aquí para dictar un nuevo decreto que se oirá en cada ciudad, cada capital extranjera y cada corredor del poder. A partir de este día, una nueva visión va a gobernar nuestro país. A partir de este momento, va a ser América primero. Cada decisión sobre temas de comercio, impuestos, inmigración, asuntos exteriores, se tomará en beneficio de los trabajadores y las familias americanas.
Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban nuestras empresas y destruyen nuestros puestos de trabajo. La protección engendrará prosperidad y fuerza.
Voy a luchar por vosotros hasta el último aliento, y nunca, jamás, os abandonaré. América volverá a triunfar, como nunca antes. Vamos a recuperar nuestro empleo. Vamos a recuperar nuestras fronteras. Vamos a recuperar nuestra riqueza. Y vamos a recuperar nuestros sueños. Construiremos nuevas carreteras, y autopistas, y puentes, y aeropuertos, y túneles y ferrocarriles por todo nuestro maravilloso país. Sacaremos a la gente de las ayudas sociales y la pondremos a trabajar, reconstruiremos nuestro país con mano de obra estadounidense.
Vamos a seguir dos reglas muy sencillas: compra estadounidense y contrata a estadounidenses.
Buscaremos la amistad y la buena voluntad con todas las naciones del mundo, pero lo haremos teniendo claro que todos los países tienen derecho a poner sus propios intereses por delante. No queremos imponer nuestro modo de vida a nadie, sino dejar que sea un ejemplo reluciente para que todos lo sigan. Reforzaremos las viejas alianzas y formaremos otras nuevas, y uniremos al mundo civilizado contra el terrorismo islámico radical, que vamos a erradicar por completo de la faz de la tierra.
La base de nuestra política será una fidelidad total a los Estados Unidos de América, y, a través de la lealtad a nuestro país, redescubriremos la lealtad entre nosotros. Cuando uno abre su corazón al patriotismo, no queda sitio para los prejuicios.
La Biblia nos dice: “Qué bueno y placentero es que el pueblo de Dios viva unido”. Debemos expresar nuestras opiniones abiertamente, debatir con sinceridad nuestras discrepancias, pero siempre buscar la solidaridad. Cuando el país está unido, es imparable. No hay que temer nada, estamos protegidos, y siempre lo estaremos. Estamos protegidos por los grandes hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas y policiales y, sobre todo, estamos protegidos por Dios.
Por último, debemos tener grandes ideas y sueños aún más grandes. En América sabemos que una nación sólo está viva si se esfuerza. No vamos a seguir aceptando a políticos que hablan mucho pero no hacen nada, que se quejan sin cesar pero nunca hacen nada al respecto. Las palabras huecas son cosa del pasado. Ha llegado la hora de actuar. Que nadie os diga que no es posible. Ningún obstáculo puede parar el corazón, el ánimo y el espíritu de América. No vamos a fallar. Nuestro país saldrá adelante y volverá a ser próspero. Estamos en el comienzo de un nuevo milenio, preparados para desvelar los misterios del espacio, liberar la tierra de la enfermedad y controlar las energías, las industrias y las tecnologías del mañana.
Un nuevo orgullo nacional nos levantará el ánimo, elevará nuestras aspiraciones y cerrará nuestras divisiones. Ya es hora de recordar lo que nuestros soldados nunca olvidan: que, seamos blancos, negros o marrones, todos tenemos la misma sangre roja de los patriotas, todos disfrutamos de las mismas libertades gloriosas y todos honramos la misma gran bandera americana.
Un niño que nace en la gran urbe de Detroit y otro que nace en las llanuras barridas por el viento de Nebraska ven el mismo cielo, tienen los mismos sueños en sus corazones y reciben su aliento vital del mismo Creador todopoderoso. Por eso os digo a todos los estadounidenses, en todas las ciudades próximas y lejanas, pequeñas y grandes, de montaña a montaña y de océano a océano, que oigáis estas palabras: nunca volveréis a ser ignorados. Vuestra voz, vuestras esperanzas y vuestros sueños definirán nuestro destino como nación. Y vuestro valor, vuestra bondad y vuestro amor nos guiarán siempre en el camino.
Juntos vamos a hacer que América vuelva a ser fuerte. Vamos a hacer que América vuelva a ser rico. Vamos a hacer que América vuelva a estar orgulloso. Vamos a hacer que América vuelva a ser seguro. Y juntos, vamos a hacer que América vuelva a ser grande.
Gracias, que Dios os bendiga y que Dios bendiga a América.