Hablas mal en público
Tus discursos dejan indiferente a tu audiencia, que sale de tu charla igual que entra.
Es evidente que no somos Estados Unidos. No tenemos una cultura de comunicación como la suya. Desde la edad escolar hasta la propia universidad, no nos enseñan a hablar en público, ni siquiera hay una asignatura que se ocupe de ello. Apenas existen Ligas de Debate y los Clubs de Oratoria brillan por su ausencia. Y así es imposible aprender.
Que me distingue
Soy Esaú Martín y fundé emocionas.com con una idea clarísima: enseñar oratoria de mucha calidad.
“Ohhhh… no es una idea muy original”...
Puede ser, pero tengo la obsesión de desarrollarla hasta el extremo.
Y se me ocurrió que a mi Curso de Oratoria con contenido hiperpráctico (lo sé, eso lo dicen todos), iba a acompañarlo de asistencia ilimitada (aquí sí, esto no lo ofrece nadie).
¿Cómo de ilimitada? Totalmente ilimitada.
Es decir, mientras estés haciendo el curso (lo que tardes en terminarlo, me da igual: 1 mes, 3 meses, 12 meses, 24 meses…) me puedes preguntar todo lo que quieras (1 pregunta, 10 preguntas, 1.000 preguntas…).
Todo es todo.
No algo.
Todo.
Porque yo también he asistido a cursos y conozco la frustración de no poder preguntar cuando el contenido se te atraganta.
Por eso suelo contestar el mismo día, y lo hago yo (no el becario que no tengo).
Si te interesa, es aquí:
Para garantizar la calidad de la asistencia, las plazas son limitadas.
Quedan sólo 5. Por orden de llegada.