
¿Debo hablar mucho o poco? ¿10 minutos es insuficiente? ¿20 minutos es demasiado? Saber elegir la duración del discurso que mejor se adapta a tu mensaje es crucial para impactar en tu audiencia.
En primer lugar, como en casi todo en esta vida, la respuesta sería: depende. No hay una duración ideal pero sí que existen ciertos límites.
En segundo lugar, acotando más la respuesta:
Puedes hablar durante el tiempo que quieras siempre que mantengas viva la llama de tu discurso.
Esta segunda sí que sería una gran respuesta pero… espera, no te vengas arriba aún, porque hay algunos matices.
Si fueses un gran contador de historias y un gran orador, podrías estar todo el tiempo que quieras (más o menos) hablando a tu público.
Imagínate aquel amigo que tiene un don especial para contar chistes, nadie se va de la cena antes que él, ¿verdad?
O ese otro que acaba de hacer la vuelta al mundo y le ha pasado de todo. Además, tiene mucha gracia contándolo. ¿No estarías horas escuchando sus peripecias?
Pues en los discursos pasa lo mismo.
Pero… el problema es que es muy inusual encontrarse con un discurso tan entretenido que te mantenga durante mucho tiempo sin acudir al móvil en busca de un entretenimiento mejor.
Por eso tu discurso tiene que ser ameno pero tienes que ponerle un límite, como a casi todo.
Los expertos cifran la duración del discurso en unos 15 minutos, tiempo a partir del cual se empieza a perder la atención.
Ya tenemos un límite máximo pero… ¿Cuál sería el tiempo óptimo?
Si no eres capaz de explicarte en como máximo 10 minutos, tu discurso y tú tenéis un problema.
Yo establecería como normal general entre 8 y 10 minutos para la mayoría de los discursos.
Si es menos, tampoco te preocupes. Aunque no lo creas, hay discursos de menos de 3 minutos que han pasado a la historia como grandes intervenciones.
El excederse en el tiempo es el pecado de la Avaricia. Queremos contarlo todo y ser los que más espacio ocupemos en el atril. Mal hecho.
Respeta el tiempo de los demás y no te alargues en exceso. Menos es más, no seas avaricioso.
Hasta aquí el artículo y ahora...
TE PODRÍA PREGUNTAR SI QUIERES SUPERAR EL MIEDO ESCÉNICO…
... pero es tan obvia la respuesta que nos la podemos ahorrar. En todo caso, lo primero que tienes que hacer para conseguirlo es hackear (convencer) a tu cerebro.
Te explico.
Cuando estudiaba en la universidad, el famoso empresario Warren Buffett padecía miedo escénico. Tanto, que evitaba las clases en las que tenía que hablar delante de sus compañeros. El pobre estaba aterrado.
¿Te imaginas la situación?
Sudores fríos, palpitaciones, voz entrecortada… qué te voy a contar que no sepas.
¿Cómo lo solucionó?
El bueno de Warren ideó una sencilla técnica para convencerse. Le “dijo” a su cerebro que debía superar aquello. Resumiendo mucho, decidió convencerse de que hablar bien en público le diferenciaría de los demás y… bueno, creo que ya te he contado demasiado.
Además de esta técnica de sugestión, aplicó otras 2 más.
En total 3 técnicas muy muy sencillas que cualquier orador -por muy principiante que sea- puede aplicar de forma inmediata. Eso sí, hay que saber cómo hacerlo.
Te lo explico todo en una MasterClass. Es para gente decidida, es gratis y es aquí:
Acceder a la sesión del webinar para superar el miedo escénico
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