Hoy vamos a hablar de la parte de tu discurso o charla donde más te la juegas: la apertura.
Pero antes déjame que te cuente algo.
El otro día fui a comprar un ramo de flores.
Lo típico. Coges el móvil, buscas "florísterías", y encontré dos cercanas, así que me dirigí a la primera de ellas con la intención de comprar e irme, sin ni siquiera comprobar si la segunda tienda me parecía mejor o peor.
Pues bien, me iba acercando a la floristería nº1 y de lejos no veía indicio alguno de que por allí hubiera un lugar donde comprar flores.
Extraño.
Comprobaba el móvil y parecía que estaba caminando en la dirección correcta. A 50 metros, ahí enfrente, debería estar...
30 metros.
Nada.
Y ya cuando casi me estaba dando con las narices en la floristería, como a 10 metros, pude ver el letrero del nombre y efectivamente, estaba delante de mi objetivo.
Miré por encima el oscuro escaparate y apenas pude ver alguna flor, porque casi todo era plantas verdes bastante feas. Así que me di la vuelta y me fui a la segunda floristería, que tampoco es que fuera ninguna maravilla pero...
Parecía una floristería.
Y había flores dentro.
Suficiente para mí.
Compré.
Reflexionando sobre lo ocurrido, me di cuenta de que mi reacción de darme la vuelta en la primera tienda fue instintiva. Al parecer mi cerebro dijo: "no, esto no puede ser una buena floristería ya que ni siquiera lo parece".
Pues eso mismo pasa cuando hablamos en público.
Los primeros segundos son fundamentales para el orador.
Hay quien dice -tras sesudos estudios- que son 8 los segundos que tienes para captar la atención. Otros dicen que incluso menos.
Mira, no sé si son 5 u 8, pero lo que sí está claro es que en los primeros (pocos) segundos te la juegas como orador.
Te la juegas.
Si no captas a tus oyentes desde el principio, les perderás para siempre. Sus mentes desconectarán de ti y acudirán a su móvil en busca de mejor entretenimiento. Y si no acuden, te mirarán como las vacas al tren mientras piensan en lo que tienen que preparar hoy para cenar, o si su hijo habrá aprobado ese examen de matemáticas.
Que no te pase como al tendero de la primera floristería, que perdió un cliente en los primeros segundos. No tuvo ni la oportunidad de mostrarme sus flores porque sencillamente ni llegué a conectar con él.
De flores no, porque no tengo ni idea, pero de cómo conectar con tu audiencia en los primeros segundos... en eso sí que te puedo ayudar, y para eso tengo un curso.
Empezamos desde cero, recuerda. Y lo que más vale de la formación es mi asistencia personalizada 365 días al año. Para ayudarte a construir tu discurso mientras haces el curso.
Para nada más y nada menos.
Esaú Martín.
El alta es gratis, la baja también.
* Escribo a diario historias sobre cómo destacar al comunicar en público. Además, intentaré venderte productos de alto valor para mejorar tu oratoria y que disfrutes hablando. Si esto es un problema para ti o crees que puedes ser el próximo Obama en dos tardes, por favor no te suscribas.
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