"No sé si volveré a ir de gira".
Es lo que la famosa cantante británica Adele llegó a decir en una ocasión, dejando clara su intención de abandonar los directos por un problema de miedo escénico.
Al parecer no le gusta cantar en vivo. Si lo hace es por devolver un poco de amor a sus fans, según dice. El contacto con el público en los conciertos le hace sentir vulnerable y es una sensación que quiere evitar.
Llegó a pasarlo tan mal que tuvo que recurrir a la hipnosis para superarlo.
Como ves, el miedo escénico no entiende de celebridades ni de dinero. Realmente es algo bastante democrático.
Hay casos y casos pero, por lo general, el miedo escénico se acaba superando en mayor o menor grado.
¿Superando? ¿Qué significa eso?
Bueno, superar no es eliminar el miedo. Un ser vivo sin miedo no miraría a ambos lados al cruzar la carretera, ni se lo pensaría dos veces antes de tirarse al mar desde una roca, ni tampoco desconfiaría de un extraño que le ofrece un negocio fabuloso a cambio de dinero.
Una persona así duraría poco en este mundo, la verdad.
Bueno, realmente en este mundo hay personas así, que viven sin miedo, a lo loco. Luego aparecen en las portadas de las noticias, pero bueno... allá ellos.
Pero para ti, que eres normal, tener un poco de miedo escénico es bueno, porque te mantiene alerta y alejado de los peligros. Tener mucho es otra cuestión, eso son palabras mayores.
Pues bien, si eres de los de Adele, que les impresiona subirse al escenario a cantar, en tu caso a hablar en público, te presento a una persona que también le pasó lo mismo: Warren Buffett.
Buffett es un empresario norteamericano que hizo su fortuna (una de las mayores del mundo) desde la nada. Empezó de cero repartiendo periódicos, vendiendo chicles, llevando palos de golf... y cuando llegó a la universidad y se tuvo que poner delante de sus compañeros a hablar en público...
Colapsó.
Y tomó 2 decisiones, una mala y otra buena.
Y en ese orden.
Mala y
buena.
La mala fue elegir las clases en las que no se tenía que exponer a una audiencia.
La buena fue poner fin a eso.
Y tomar 3 decisiones.
No una ni dos.
Tres.
Las tres con detalle las explico en mi curso. Las tres son necesarias para superar ese muro que se llama miedo escénico que ahora mismo te paraliza a la hora de hablar en público.
Las tres son suficientes, si las aplicas correctamente, para superar el miedo escénico.
Y las tres las puede aplicar cualquier orador, por principiante que sea.
Si te interesa, es aquí:
Curso de Oratoria
Precio: 497 euros (impuestos incluidos), y tu tiempo.
Contenido de alto valor.
Esaú Martín.
El alta es gratis, la baja también.
Escribo a menudo historias sobre cómo destacar al hablar en público y disfrutar al hacerlo.
Debes leer y aceptar la política de privacidad para cumplir con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y entender que tus datos están seguros, ya que serán guardados en mi proveedor de email marketing Active Campaign, que también cumple con el RGPD. Todo está protegido y amparado por la ley.