Me encantan las barbacoas.
No sé, algo tienen, no sabría explicarlo, pero es algo que me fascina.
Me gusta hacerlas y aún me gusta más comer cualquier carne o pescado hecho a la parrilla.
Es sano, sabroso, se hace con la familia y amigos... Lo tiene todo...
Pues bien, el otro día curioseando por Netflix vi una miniserie de 4 capítulos que hablaba precisamente de barbacoas.
Pues para allí que vamos, así que puse el primer capítulo.
La serie comenzaba con una señora mayor, de más de 80 años, que vivía en Texas y trabajaba como "jefa de cocina" de un restaurante modelo barbacoa.
En Estados Unidos, lo de las barbacoas debe ser algo como muy serio, pocas bromas entonces. Como todo en Norteamérica, lo hacen a lo grande.
"La gente madruga para ir a las barbacoas", aseguran en el documental. Entonces sí, es algo para no tomárselo a la ligera, porque desayunar carne no es cualquier cosa.
Así que los fines de semana la gente hacía muchos kilómetros para visitar el restaurante "Snows BBQ", donde trabajaba la señora.
Al parecer le habían dado un premio a la mejor barbacoa de todo Texas, que es casi como decir la mejor del mundo.
La señora se había hecho tan famosa que la gente acudía al restaurante a hacerse fotos con ella, estilo Youtuber.
Así que en el capítulo casi siempre hablaba la señora, que no me acuerdo de su nombre. Llamémosla Ana, por aquello de simplificar.
Pues bien, Ana tenía mucha vida recorrida, y por eso decía frases absolutas, de esas que dicen los mayores y que te quedas con cara de "Pues sí, tiene toda la razón, es absolutamente cierto, fin de la conversación".
En un momento de la entrevista, Ana soltó una de esas frases:
"Hoy en día vivimos demasiado alejados de los demás. Todo el mundo va muy deprisa, las barbacoas unen a las personas y les dan ese tiempo para conocerse más".
El siguiente plano fue la cola de la barbacoa esperando a ser atendidos, y... ¿gente mirando el móvil? Cero.
Le di para atrás para asegurarme y... "¿gente mirando el móvil?", pues eso, cero.
La gente esperaba tranquilamente la cola, hablando entre ellos y no vi ni a una sola persona distraída con el móvil.
Seamos sinceros, hoy en día una cola sin móviles es imposible, salvo en las barbacoas de Ana, obviamente.
Y esto nos lleva a una conclusión: el cara a cara es infalible. Es la mejor oportunidad para entenderse, para comunicarse, para conocerse y para entablar relaciones.
Sí, internet está muy bien, ayuda, pero tarde o temprano tendrás que verte en persona y ese momento "tú a tú" es... mágico.
Por eso, si tienes que hablar en público, si puedes elegir, elige en persona. Ni internet ni los móviles ni ningún invento futuro puede reemplazar a la magia de la comunicación humana.
La conexión personal es irremplazable y la más potente. No tiene rival.
Eso sí, como cualquier comunicación entre personas, tiene unas reglas. Son tan sencillas que hasta un cuñado bien informado podría aplicarlas.
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Ten cuidado ahí fuera y pasa un gran día.
Esaú Martín
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