Hoy vengo a hablarte de política, aprendizajes, ventajas y preparación.
Mira, estuve 21 años metido en política (más de la mitad de mi vida cuando lo dejé).
Cuanto estás un tiempo respetable haciendo una misma cosa -me da igual que seas fontanero, abogado o trapecista- muy torpe tienes que ser para que no se te dé bien.
A nada que abras los ojos, cierres la boca y pongas el oído, aprendes.
Y ya si estás atento, aprendes cosas importantes.
Bastante importantes.
Y durante estos 21 años aprendí muchas cosas, pero 3 de ellas eran importantes.
Bastante importantes realmente.
Hoy te voy a hablar sólo de la primera, mañana y pasado mañana de las otras dos.
La primera de las cosas que aprendí, y seguramente la más importante, es que en política nada se deja al azar. En España esto se llama "hacer cocina".
"Hay mucha cocina"...
Dicho de otra forma: todo tiene que estar bajo control.
Todo.
En política nada se improvisa.
Al menos en la política profesional, porque en la local las cosas se hacen con menos medios y de forma más improvisada.
Por eso, si alguna vez te sorprenden ciertas declaraciones o cambios de opinión en algunos políticos, no pienses que se han confundido o que alguien les ha convencido de lo contrario.
No.
Eso sucede porque "por debajo" ha habido ciertos movimientos que justifican ese cambio de postura.
¿Y esto es bueno o malo?
Pues no lo sé, es y ya está.
Pero lo importante de todo esto es lo que podemos aprender de esta realidad. Qué enseñanzas sacamos de ello y qué aplicación le podemos dar.
La primera aplicación es la de diseñar el relato.
Es necesario construir un relato coherente a los ojos de la gente. De nada sirve hacer un viraje en la política que estás llevando a cabo si no sabes explicarlo bien.
Y las personas tenemos cerebros.
Y los cerebros vienen "programados" en función de nuestros conocimientos y experiencias vividas.
Y los cerebros usan la lógica para interpretar lo que uno está diciendo y también aquello que no se dice.
Dicho de otra forma, nuestro cerebro espera una secuencia lógica de los acontecimientos que pueda entender.
Y si hay algo que chirría... el cerebro colapsa por unos momentos y salta la alarma.
No lo entiendo.
No me cuadra.
No me fío.
No.
Por eso es tan importante diseñar un relato coherente.
Por eso hay que dibujar en el cerebro de las personas.
Y dibujar bien, con lógica.
Porque si dibujamos un pingüino en una playa pues... nuestro cerebro colapsa, no entiende.
Creo que se entiende.
Bien, pues la segunda aplicación es tan importante como la primera: la oportunidad que te brinda todo ese tiempo de cocina en el que se prepara el "cocido".
Dicho de otra forma, cuando vas a hablar en público tienes una gran ventaja: puedes prepararte.
Y si la aprovechas bien, es una grannnn ventaja.
Determinante.
Enorme.
Grande.
Sí, me refiero a lo que los deportistas llaman entrenar antes del partido.
Ya, puede ser muy obvio, sí, pero es una oportunidad tan importante y tan obvia que poca gente la aprovecha, y vaya usted a saber porqué.
Mira, un jugador de fútbol entrena y, cuanto mejor lo haga, más posibilidades tiene de hacer un gran partido. La única pega es que, aunque conozca al contrario, el resultado del encuentro es generalmente impredecible, pues hay muchas variables en juego.
Pero nosotros, como oradores, no tenemos ese problema, porque nosotros decidimos la mayor parte de las variables: el mensaje, nuestro lenguaje corporal, nuestro tono de voz, la mirada... todo eso sólo depende de nosotros.
Y tener el control sobre eso es un gran poder.
Si lo utilizamos bien, claro.
Pues para utilizar ese gran poder tienes que tener los conocimientos adecuados para poder practicar. Por eso he creado un curso en el que vas a aprender algunas técnicas muy sencillas que mejorarán notablemente tu forma de comunicar. Y tu público te querrá más.
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