Diseñar, escribir y pronunciar un discurso es un arte nada sencillo. Dejarlo todo en manos de una sola persona suele ser un error muy común. Tanto como decirle a un operario de una fábrica de automóviles que se encargue de diseñar el coche, fabricar el chasis, pintarlo, montar el volante, el salpicadero, el motor, las ruedas y pasar el control de calidad. Una locura. Si queremos construir un discurso profesional y memorable, debemos definir las personas que intervienen en la elaboración de un discurso. Es decir, designar a las más adecuadas para cada tarea. Veamos.
1. El responsable del contenido
La tarea de decidir sobre la estructura y contenido del discurso normalmente no recae solamente en una persona.
Por un lado está la labor de investigación, es decir preguntar a nuestros oyentes sobre cuáles son los problemas o preocupaciones que tienen. Dicho de otra forma: hay que hablarles de lo que ellos necesitan. Esto no quiere decir que nuestro discurso se base al 100% en lo que quieren nuestros oyentes, pero hay que tener en cuenta sus opiniones, y alguien tiene que realizar esta labor.
Además, se precisa de una persona que conozca del tema del que se va a hablar. Generalmente suele ser uno o varios asesores o técnicos que llevan varios años trabajando en la materia de que se trate. Gente con dilatada experiencia en el tema.
Por último, la persona que pronunciará el discurso tiene también que poder decidir sobre los temas a incluir en el mismo, ya que tiene que hablar de cosas con las que se sienta identificado, o de lo contrario su discurso sonará artificial.
2. El responsable de escribirlo
Una vez que tengamos diseñado el discurso, toca escribirlo y darle forma. Las cosas se pueden contar de muchas formas pero siempre hay una que es la que mejor funciona.
No vale cualquiera para escribir un discurso. El arte de redactar un discurso ha de asignarse a una persona que tenga experiencia en redactarlos. Alguien capaz de captar la esencia de lo que se quiere decir, y plasmarlo en palabras atractivas y que lleguen a la mente del oyente de forma impactante.
Aquí también debe tomar partido la persona que lo va a pronunciar. Será él el que sugiera retoques al escritor para adaptar las frases a su forma de hablar.
3. El responsable de entrenar la puesta en escena
Un gran discurso sobre el papel, puede venirse abajo en un segundo el día de la puesta en escena.
Por eso, una vez escrito el discurso hay que ensayarlo. Esta es una parte crucial de todo el proceso. Pero no te preocupes, para eso hay profesionales que te pueden ayudar. Un buen experto en mediatraining o entrenamiento de portavoces te aconsejará y ensayará contigo para prepararte para el gran día.
4. El orador
Es la persona que finalmente va a dar la cara y ser el altavoz que muestre desde el escenario todo el trabajo realizado.
Ha de ser una persona capaz de superar el miedo escénico, con buena imagen y carisma, que logre sacar lo mejor al discurso escrito y con capacidad para persuadir.
Conclusión
Si pretendes que tu discurso sea único y memorable, y además dispones de medios económicos, deberías considerar la opción de contratar al menos a alguien con experiencia en escribir discursos y a otra persona para entrenar su puesta en escena.
Si no dispones de recursos para ello, te aconsejo que te formes previamente, comiences a redactar el discurso y que pidas opinión a gente de su entorno. Además, debes ensayar delante de ellos o de una cámara y pedirles que te aporten su feedback.
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