"Las Trillizas de Oro" eran tres chicas argentinas que acompañaron a Julio Iglesias como coristas entre 1978 y 1979.
Tres niñas rubias muy guapas que en aquella época apenas tenían 17-18 años.
Estaban de moda, así que Julio -que no da puntada sin hilo- se hizo rodear de su belleza... y su voz.
Bien, pues en 2018 aparecieron en un programa de TV hablando del sr. Iglesias y de su relación con sus fans.
“No solamente se le acercaban, o él se acercaba a mujeres, sino que las tocaba. Les daba besos en la boca a todas”.
Afirmaba que en aquel entonces, eran otros tiempos, y las fans hacían cola para verle. “Era un maestro. Este señor sigue siendo un genio”.
Las fans enloquecían con Julio Iglesias. Ayer, ahora y mañana.
También reveló cómo esas fans iban detrás de él: “Algunas golpeaban la puerta de la habitación de Julio y preguntaban ‘¿Ya terminaste? Me toca a mí’. No podemos dar nombres, porque todas siguen vivas”.
Que todas sigan vivas es importante.
Más datos.
Las nuevas “subían por la escalera” y las otras “bajaban por el ascensor”. “Salía una de la habitación y entraba otra, y no se cruzaban”, detalló.
Eso sí, con ellas nunca pasaron de la relación profesional, eran unas niñas, obviamente. Hubo el lógico respeto.
Bien, de aquí podemos sacar algunas conclusiones.
La primera es que Julio no se organizaba bien. Debería haber sido al revés: las nuevas subir por el ascensor, y las que salían de la habitación de Julio bajar por las escaleras. Creo que es obvio.
La segunda es que no necesitas unas trillizas para triunfar, porque Julio siguió cosechando éxitos sin ellas. Jamás -que se sepa- volvió a repetir la fórmula trillizas.
Al menos en público.
Bien, dicho esto, yo también tengo trillizas. Y también son de oro. Pero son un poco distintas a las de Julio.
Déjame que te cuente.
Una de las cosas que más me sorprende cuando trabajo con personas que tienen que hablar ante un pequeño (o gran) público es la falta de un método.
Es decir, una forma de hacer las cosas.
Habitualmente vienen con algo escrito, una especie de listado de frases o temas de los que van a hablar en un orden determinado. También los hay quienes llegan con toda la charla escrita, pero los menos.
Cuando les preguntas por la razón por la que van a decir tal o cual cosa o porqué han elegido un orden en concreto, se encogen de hombros.
Bien, es normal que esto suceda.
Aquí es donde entran en juego mis trillizas: PAS, PES, PIS.
Vale, dicho así parece un chiste, pero no lo es. Es cosa seria. Muy seria.
PAS, PES, PIS, como buenas trillizas, se parecen. Comparten rasgos, pero son diferentes.
Lo que vas a conseguir con ellas es organizar tus ideas, lo que quieres decir. Son 3 formas para estructurar tu charla. Su enorme eficacia viene precisamente de su sencillez. Y son especialmente buenas en intervenciones cortas, de no más de 5 minutos (aunque también las puedes usar con charlas más largas).
Te resumo.
PAS viene muy bien para públicos que no son conscientes de su problema. Les puede ser muy útil a comerciales, por ejemplo.
PES se utiliza más para aquellos públicos que son conscientes de que tienen un problema, pero es tan doloroso que se lo tienes que rebajar, para no bloquearles. Abogados y profesores pueden sacarle mucho partido. También algunos youtubers.
PIS viene muy bien para los políticos, ejecutivos, para líderes que tienen que competir y ser resolutivos.
Bueno, creo que ya te he contado suficiente. Cada fórmula la explico en detalle y con su correspondiente ejemplo en el paso 6 de mi curso de oratoria.
No estructurar bien una charla es como construir una casa sin cimientos y pretender que dure cien años. Difícil.
Para los que creen en la importancia de los cimientos, es por aquí:
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Pecio final, soporte incluido: 497 euros.
Feliz día.
Esaú.
El alta es gratis, la baja también.
* Escribo a diario historias sobre cómo destacar al comunicar en público. Además, intentaré venderte productos de alto valor para mejorar tu oratoria y que disfrutes hablando. Si esto es un problema para ti o crees que puedes ser el próximo Obama en dos tardes, por favor no te suscribas.
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