Hace unas semanas estaba en el Primark de Madrid con una amiga.
Si no has estado, es una buena ocasión para visitar la tienda. No soy muy aficionado a esa marca pero el edificio es realmente espectacular.
Y grande, muy grande.
Pues bien, ella quería hacer un regalo a su cuñado.
España es un país esencialmente de señoras y de cuñados. Unas mandan y otros dan consejos, y el resto estamos ahí un poco para apoyar y hacer bulto.
A su madre ya le había comprado su correspondiente regalo, así que ahora tocaba atender al grupo de cuñados.
Pues en esas estábamos eligiendo la ropa cuando nos dimos cuenta de que no había jersey azul del modelo que quería. Le gustaba ese color para su cuñado.
Bien, pues cogió un jersey rojo, se acercó a la dependienta y casi de lejos le espetó:
- "¿Tenéis de estos en azul?"
- "No, no nos quedan, tendrías que pedirlos por la web"
Mi amiga se dio la vuelta y sacó el móvil para hacer el pedido.
Ummm... no... "mal hecho", le dije. "Así no deberías dirigirte a la chica".
- "¿Por qué? ¿Qué he hecho mal?"
Ella no es española y en cada país, a nada que afines un poco el olfato, te das cuenta de que hay ligeras diferencias a la hora de comunicarnos.
Vaya por delante que ella es una chica terriblemente educada, pero le faltaron 2 cosas:
1. Abrir la conversación
2. Cerrar la conversación
Es tan simple como abrir una puerta, pasar, y luego cerrarla.
Ella solo pasó, pero ni abrió la puerta ni la cerró.
Traté de explicarle que lo primero que tenía que haber hecho es llamar la atención de la dependienta con un simple: "Disculpe, quería hacerle una pregunta"... o algo similar.
Luego va la pregunta.
Y al final cerrar la conversación con un simple "Gracias".
¿Cuestión de educación o de protocolo? Puede que sí, pero sobre todo cuestión de comunicación.
Porque tu mensaje debe tener siempre una estructura, por muy simple que sea. En mi curso de oratoria dedico los pasos 5, 6 y 7 a explicar tres estructuras, una por cada paso.
Todas muy simples y muy potentes. Todas tienen se dividen en 3 partes, nada más que 3. No necesitas más. Puedes complicarte todo lo que quieras, es cierto, pero no comunicarás mejor.
Con 3 partes tienes una estructura. Cada una de esas estructuras le va mejor a un público y a un mensaje que a otro. Y luego puedes hacer ligeras variaciones de cada una, pero con sentido.
Puedes ser creativo, porque la oratoria no es una ciencia exacta, es arte, pero para ser creativo tienes que entender las estructuras básicas de cada charla o discurso. El porqué de cada una de las partes, y qué meter ahí dentro.
Te las explico en mi curso con ejemplos de charlas reales. Me gustan los ejemplos, con ellos todo funciona mejor.
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