Seguro que te ha sucedido en muchas ocasiones que escuchando a alguien hablar en público no veías el momento en que aquello terminase. La mayoría de los discursos que se pronuncian exceden el tiempo recomendado y el oyente termina desconectando.
Es difícil de entender cómo hay oradores expertos que martirizan sin piedad al espectador más paciente. Pero el caso es que ocurre, y con mucha frecuencia.
Seguro que te has preguntado alguna vez cuánto debe durar un discurso para no aburrir.
La solución a este problema no es sencilla. Veamos. No hay una duración ideal o mágica para un discurso.
Lo que sucede es que escribir un discurso largo y ameno a la vez es muy difícil y está reservado sólo a unos pocos y magníficos escritores. Si estás en ese grupo, puedes dejar de leer, no hay problema.
Pero si no lo estás, déjame enseñarte qué dos elementos tiene que cumplir una charla para que no aburra.
1. El Entretenimiento
El ingrediente “entretenimiento” siempre funciona bien en cualquier charla. Una buena manera de entretener es convertir tu discurso en una historia que enganche de principio a fin. Es decir, en guionizar tu escrito.
2. El Valor
No basta con que tus palabras sean entretenidas, sino que deberás aportar valor a tu audiencia. Es decir, alguna razón que justifique el tiempo invertido en ir a escucharte hablar: un mensaje inspirador, una información que desconocían, un puto de vista diferente que les empuje a la reflexión, etc.
Y unidos...
Tanto el entretenimiento como el valor van unidos. Es decir, no basta con aportar sólo uno de ellos. Ni siquiera es suficiente con aportar entretenimiento y valor por separado. No.
Se trata de aportar valor y entretenimiento al mismo tiempo. Es decir, contar cosas que interesen a tu público y hacerlo de forma entretenida. Esta es la clave de todo.
Ok, pero cuánto debe durar el discurso...
Bien, llegados a este punto hay que decir que es difícil cuantificar si un discurso aporta valor y es entretenido, y cuánto de cada cosa.
Esto se puede medir haciendo encuestas a nuestros oyentes, pero eso rara vez es posible.
Así que vamos a poner ciertos límites.
Tienes que tener claro que en general es más atractivo un discurso corto y que deje con las ganas de oír más, que uno que se alargue innecesariamente. Un buen ejemplo de discurso corto que ha pasado a la historia es el de Abraham Lincoln en Gettysburg, con un extensión de tan sólo 272 palabras y menos de 3 minutos de duración.
Normalmente, a partir de los 15-20 minutos la concentración baja y tu público empieza a perder peligrosamente la atención, por lo que no deberías sobrepasar ese límite de tiempo. Un discurso tiene que ser muy bueno para que enganche más allá de esos 20 minutos.
La duración óptima yo la situaría entre los 4 y 10 minutos. Siempre hay excepciones, pero la mayoría de los discursos deberían durar esos minutos. Dicho esto, y por concretar un poco más, estas serían las duraciones recomendadas:
1. Discurso de graduación: 7-10 min.
2. Discurso político: 10-15 min.
3. Discurso de boda: 5 min.
4. Discurso para un bautizo: 4-5 min.
5. Discurso para un funeral: 3-5 min.
6. Discurso de inauguración: 5-7 min.
7. Discurso de agradecimiento: 3-4 min.
8. Discurso de brindis: 1 min.
9. Discurso de despedida: 4-5 min.
10. Discurso charla tipo TED: 15 min.
11. Discurso motivacional: 4-5 min.
12. Discurso de superación: 10-15 min.
Además, ten en cuenta esto. Si vas a intervenir junto con otros oradores, ten en cuenta que 10 minutos al principio no son lo mismo que 10 minutos al final. Al comienzo la gente está descansada y con ganas de escuchar. Al final, sobre todo si los oradores que te preceden se han alargado en su turno de palabra -cosa que es bastante frecuente- la gente tiene se empieza a cansar y estará con ganas de que el evento concluya.
Por ello, prepara un discurso alternativo más breve (5 ó 6 minutos), que sea un resumen del principal. Si la ocasión lo merece, no dudes en prescindir del discurso largo y usar el corto, tu público te lo agradecerá.
Hasta aquí el artículo. Si quieres seguir aprendiendo sobre oratoria, por ejemplo, cómo usar el lenguaje corporal a tu favor, cómo manejar tu voz para ser más interesante frente a tu público o cómo estructurar tu discurso para que tu audiencia te entienda mejor, puedes suscribirte a mi newsletter. Quizá aprendas algo. O quizá no, quién sabe.
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