Acabo de tener una conversación muy curiosa.
Un conocido me hablaba de su hija. Ella es entrenadora de baloncesto de un equipo de niñas. Hasta aquí todo bien.
El caso es que el equipo de su hija perdió. Por goleada, o por canastada, o como se diga. Vamos, que parece que ninguna será estrella de la NBA. No pasa nada, es lo normal. Que se diviertan debería ser lo más importante a estas edades.
Pero antes de concluir la conversación, este conocido misterioso me dijo lo siguiente:
- "Cuando la diferencia de puntos supera los 50, las canastas adicionales que meten los que van ganando no se cuentan, las de los que van perdiendo sí se cuentan".
[emoticono con los ojos locos...]
Me dejó atónito, y más cuando me explicó que esa práctica estaba avalada por la federación.
Yo he jugado a fútbol bastantes veces y, aunque jamás nos golearon, si lo hubieran hecho dudo mucho que hubiera caído en una profunda depresión que detuviera mi imparable carrera de astro del balón. En fin...
Manipulando el marcador estamos engañando a los niños. Sobreprotegiéndoles, los hacemos más blanditos.
Entre soltar a los niños en una pista americana a reptar entre el barro y manipular el marcador de un partido para no traumarles, hay un espacio bastante amplio donde colocarlos. Bueno, allá ellos y sus niños blanditos.
Dicho esto, no soy un tipo blandito. Tampoco el más duro del lugar.
Dicho esto, puede que tengas problemas para mejorar tu forma de hablar en público. Puede que tengas que lanzar una charla próximamente.
Y yo tengo un servicio de asesoría para oradores. Es 1 a 1 y la imparto yo, no mi inexistente becario.
Al no ser un tipo blandito, te diré las cosas que haces mal y donde puedes mejorar. Si creo que vas perdiendo por goleada en algún aspecto de tu oratoria, no te lo ocultaré. Muy al contrario, te lo mostraré. Pero a diferencia de esos padres sobreprotectores, yo te ayudaré a mejorar.
Mira aquí a ver si me encajas y podemos trabajar juntos:
Interesado/a en trabajar contigo
Pasa un gran día.
Esaú.
El alta es gratis, la baja también.
* Escribo a diario historias sobre cómo destacar al comunicar en público. Además, intentaré venderte productos de alto valor para mejorar tu oratoria y que disfrutes hablando. Si esto es un problema para ti o crees que puedes ser el próximo Obama en dos tardes, por favor no te suscribas.
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