El otro día estuve viendo en el programa de TV "Lo de Évole" a Morad, un rapero de nacionalidad española y origen marroquí que, como dicen los jóvenes, "lo está petando".
La verdad es que no le conocía y me sorprendieron varias de sus frases.
Vamos, por partes.
Es un chico de origen extremadamente humilde y que viene, como él mismo se encarga de repetir en numerosas ocasiones, de la "calle". Vamos, un chico de barrio humilde.
Ahora tiene 22, pero años atrás estuvo en la cárcel por diversos robos con violencia. Aún tiene pendiente 3 juicios por celebrar.
Está claro que cuando era más joven era un delincuente con todas las letras pero al chaval parece que la música le ha abierto un camino que le está sentando bastante bien.
Ahora, desde luego, parece más centrado. Diría más, parece más centrado que la mayoría de los jóvenes.
La entrevista fue todo un bombardeo de titulares, aquí van algunos:
- Pregunta. Tienes 3 juicios pendientes, ¿y si en alguno sales condenado y tienes que volver a la cárcel?
- Respuesta. Pues lo asumo. Pero yo creo que la gente me va a seguir escuchando igual.
- Hay otros raperos como Valtònyc y Hasel que han tenido problemas con la justicia por sus letras.
- Yo no estoy de acuerdo con que les pase nada pero no me parece bien que salga un millón de personas a manifestarse por ellos y no salga nadie a protestar por la gente de la calle que lo están pasando mal. Ellos sabían de antemano que esas letras les podían traer problemas y un así las hicieron. Deben asumirlo.
- Tú antes robabas.
- Sí, antes tenía que robar y ahora pago todos los meses a Hacienda. Nunca he podido cotizar, ahora es la primera vez que puedo hacerlo y estoy encantado. Podré contribuir a que se construyan más hospitales y escuelas.
- Ahora mismo tienes mucho dinero, pero no veo que hagas ostentación de ello.
- Lo que no puedo hacer es pasearme por el barrio con un reloj que vale más que la casa de ese que vive ahí enfrente.
Y remata con:
- ¿Estás enamorado de alguien?
- Sí, de mi madre.
La verdad es que escuchar hablar de asumir responsabilidades, de respeto y de familia a un joven es algo que ya no se lleva. Ya no hablan así los chavales. Incluso a algunos puede resultarle como un tanto pasado de moda, trasnochado, algo propio de viejunos.
Moralidades aparte, todas estas frases encierran 2 poderosas lecciones de oratoria. Dos claves que podría aplicar hasta un cuñado medianamente bien informado. Dos elementos que enseño en mi curso de oratoria, concretamente en los pasos 12 y 16.
Son cosas que no hace casi nadie, y que te harán aparecer diferente y más auténtico ante tu público. Las enseño con ejemplos, que es como mejor se aprende.
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Esaú.
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